¡Apareciste tú!
Cuando la torpeza se adueño de mi mente,
Y el abismo se adueñaba de mis pies,
La soledad que no tan sola era ella misma,
Una turbulencia derrumbaba mí ilusión.
¡Apareciste tú!
Cuando la nobleza se hacia roca,
Y las palabras, consejos convertidos en lanzas,
Cuando las olas de una calida playa me ahogaba,
Y las noches se transformaban en tumbas sin alma.
¡Apareciste tú!
En el peor de mis momentos, con pena y sin gloria,
Sin arrepentimiento, ni temor, también sin felicidad,
Sin tristeza, pero mucho menos alegría,
Ya cansado, sin cansancio, fatigado… mi propio tormento.
¡Apareciste tú!
Un día hermoso de sol, escondido en la sombra,
La noche y la luna, no alumbraban mi paso,
La lluvia mojaba, sin temor al viento,
La nube que opacaba, sin miedo al sol.
¡Apareciste tú!
Tu amor, me recogió del silencio y abandono,
Sin temor al que dirán y con capacidad de amar,
Enterraste mi mal sin pedir permiso,
Me guiaste hasta el amor, ganando una batalla.
¡Apareciste tú!
Renaciendo del dolor y la agonía,
Sin remordimiento acepte tu abrazo,
Sin miedo a enamorarme te tome en mi vida,
Con todo el placer comencé a amarte sin piedad.
¡Apareciste tú!
En la imaginación de todos los sentidos,
Pechos enfrentados, y corazones cruzados,
Sincronizando los latidos, en un suspiro ahogado,
Sentí el sudor de tu promesa de amor.
¡Apareciste tú!
Nuevamente, montados en el pelaje del deseo,
Cabalgamos en la fortuna de la luna,
Desnudos como las aves en el invierno,
Nos despierta la mañana con su brisa.
¡Apareciste tú!
Ya nadie es dueño del tormento, no existe,
Solo el amor y la fortuna de que estés a mi lado,
La mañana con ojeras nos acompaña,
Acurrucados, arrumacos incansables,
¡Apareciste tú!
Cada día te miro, te observo, y recuerdo,
Se que apareciste tu para velar por mi vida,
Para alegrar mi sentido, el rumbo necesario,
Vivir la vida, o ser feliz, aprender a amar…
Charly Gómez re
04/01/2010
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